3 ene 2009

EL CHAMANISMO

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La palabra chamán proviene de un vocablo de origen siberiano shaman que identifica hombre-dios-medicina. El vocablo tungu original xaman contiene la raíz scha, "saber", por lo que chamán significa "alguien que sabe, sabedor, que es un sabio". Algunas investigaciones etimológicas explican que la palabra proviene del sánscrito por mediación chino-budista al manchú-tungu. En Pali es schamana, en sánscrito sramana es algo así como "monje budista, asceta". El término chino intermedio es scha-men.
El chamanismo no es, una religión, sino un conjunto de métodos terapéuticos ordenados para obtener el contacto con el universo paralelo, que es invisible, de los espíritus y el apoyo de estos últimos en la gestión de los asuntos humanos. Aunque se manifiesta prácticamente en las religiones de todos los continentes y en todos los niveles culturales, el chamanismo ha hecho de Asia central y septentrional su patria adoptiva. Después de constatar que el chamanismo auténtico floreció en Asia central y septentrional (pueblos turco-mongoles, himalayos, ugrofineses y árticos), la mayor parte de los especialistas están de acuerdo en incluir en el área del chamanismo a Corea y Japón, a Indochina y a América del norte y del sur. El termino chaman es de origen tunguso, y significa "brujo", "hecicero".

Visitado por los espíritus, el chamán contrae en un primer momento la enfermedad psíquica, que no desaparece hasta que, atravesado el territorio desértico de la muerte y volviendo a la vida, aprende a manipular a sus visitantes para efectuar viajes extáticos, la mayor parte de las veces con fines curativos. En las sesiones, el chamán utiliza una serie de objetos que simboliza sus facultades particulares y le ayudan a ponerse en camino hacia el país de los espíritus: el tambor fabricado de la madera de un árbol que simboliza el árbol cósmico, la cofia, el vestido que asocia a su dueño con los espíritus y que al mismo tiempo evoca un esqueleto, simbolizando de ese modo la muerte y la resurrección iniciática. Durante la sesión, el chamán invoca a sus auxiliares, después, en estado de trance (que no va asociado necesariamente al consumo de alucinógenos o productos tóxicos), viaja al país de los espíritus.

El chamanismo es un modo disciplinado de obtener ayuda y conocimientos, basado en la premisa de que no tenemos necesidad de limitarnos a operar en una realidad, una dimensión, cuando necesitamos ayuda. Existe otra realidad que nos puede prestar ayuda en la vida, una realidad llena de belleza y armonía, dispuesta a ofrecernos el mismo tipo de sabiduría sobre el que leemos en los escritos de los grandes místicos y profetas. Lo único que debemos hacer es mantener la mente libre de prejuicios y realizar el esfuerzo para seguir la senda del chamán.
Michael Harner: "¿Qué es un chamán?"

Una curandera psíquica de renombre fue Bárbara Guerrero, mejor conocida como "Pachita". Nació en Parral (Chihuahua), hacia 1900 y murió en la Ciudad de México el 29 de Abril de 1979. Pachita fue la única "cirujana psiquica" conocida en su país y en el extranjero. Fue investigada tanto por mexicanos como por investigadores extranjeros, como Stanley Krippner, Alberto Villoldo, Salvador Freixedo y los mexicanos Jacobo Grinberg-Zylberbaum y el Rev. Pde. José Luis Guerrero, Dr. Carlos Treviño Becerra y Dr. Luis Carrillo Azcárate. Estos tres últimos de SOMEPAR.
Pachita desde muy joven empezó a curar por medio de hierbas medicinales y tés y en algún momento de su vida decidió operar, asegurando que el espíritu de Cuahtemoc (último emperador Azteca) se apoderaba de su cuerpo físico para curar a través de ella. Lo llamaba "El Hermanito". Para sus operaciones siempre utilizó el mismo cuchillo de cocina, con el mango cubierto con "cinta de aislar" ya que su mango estaba roto. Siempre operó sin anestesia o asepsia y acostumbraba abrir a los pacientes con el cuchillo, sacar la enfermedad o cambiar el órgano enfermo y cerrar. Los pacientes sufrían mucho y gritaban. Después de que terminaba de operar, ponía un poco de alcohol en la herida y cerraba con las manos o les ponía vendoletas. Después los vendaba y envolvía en una sábana. Luego de un par de horas, los enviaba a su casa donde tendrían que guardar cama durante tres días. Al cuarto día se desenvolvían, quitaban la venda, se bañaban y desde ese momento empezaban su vida diaria como siempre, tomando solo el jarabe, té o hierbas que ella les hubiera recetado.
Acostumbraba a materializar órganos sanos como hígado, vejiga, vértebras (que algunos dijeron que pertenecían a perros o venados), y también se dijo que un médico amigo de ella le proporcionaba los órganos sanos. Estas materializaciones no fueron probadas, ya que ella solía operar en la penumbra, utilizando solo unas velas, porque decía que las luces brillantes dañaban a los órganos del cuerpo. La falta de luz, no permitía cerciorarse de manipulaciones fraudulentas, y tampoco dar un juicio científico sobre los hechos. Aunque los análisis de los tumores y huesos extraídos eran material humano, lo que no se pudo constatar es si efectivamente provenían de los pacientes.
La fama de Pachita alcanzó todo México y llegó al extranjero, como Estados Unidos, Centro y Sudamérica, y Europa. En sus sesiones era frecuente escuchar varios idiomas. Pachita fue una extraordinaria psicoterapeuta y en muchos casos usaba su espiritú para poder conocer profundamente a sus pacientes, cuidando la creencias de ellos: a los nativos los curaba con hierbas, y a los extranjeros con medicinas a los católicos les sugería que rezara sus oraciones a los Santos y a otras personas les hablaba del poder de la Madre Tierra y si la persona esperaba algún rito, ella lo llevaba a cabo. Pachita tuvo una gran fuerza psicológica que usaba para convencer a sus pacientes de la curación, por lo que, todas las enfermedades psicosomáticas fueron curadas. Tenía también gran practicidad manual, y algunas enfermedades fueron curadas con Quiropraxia. Era visitada por todas las clases sociales, y fue perseguida en varias ocasiones hasta la cárcel. Hasta hoy muchas han sido las curaciones efectuadas por ella, aunque no se han podido confirmar muchas de ellas, se ignoraba el origen fisiológico o psicosomático. Ella ha sido la curandera más famosa que México ha tenido.

Una de las más famosas chamanas ha sido María Magdalena Sabina, conocida como "María Sabina". Nacida en la Sierra de Oaxaca, el 22 de Julio de 1889, murió en la misma el 23 de Noviembre de 1985. Ella fue estudiada por Gordon Wasson, Allan Richardson y varios médicos, antropólogos y etnólogos, así como también el Dr. Stanley Krippner. Ha sido la única chamana mazateca que ha sido conocida fuera del país porque curaba por medio de hongos alucinógenos. Fue tan popular, que la gente iba solo para verla u otras para que los curara.
Desafortunadamente, fue más conocida durante la era hippy, lo cual acercaba a aquellos deseosos de drogarse con hongos que ella les proporcionaba en sus curaciones, y en cierto modo se desacreditó. La Sra. Margarita López Portillo, hermana del entonces Presidente de México José López Portillo, filmó una película de su vida, ofreciéndole a cambio una considerable suma de dinero. La película no tuvo éxito, y María Sabina no recibió un centavo. La Sra. López Portillo abandonó a la india en la casa de un sobrino, hasta que luego de un tiempo, desilusionada de la gente de dinero y la ciudad, regresó a la Sierra de Oaxaca, de donde -según dijo- jamás debió salir.Doña Pachita, una de las más extraordinarias chamanas del México contemporáneo, realizaba verdaderas hazañas de curación, de manejo del espacio-tiempo, de la energía y de la materia, y decía utilizar una serie de procedimientos que le permitían realizar su trabajo.

El procedimiento principal de meditación de Doña pachita consistía en sentarse en una silla frente a su altar en el cuarto donde realizaba sus operaciones y curaciones, y una vez ahí, cerrar los ojos y respirar suavemente hasta lograr escuchar un zumbido característico en uno de sus oídos. Una vez captado este zumbido, el cual, según Doña Pachita, era la manifestación de un cambio de estado en ella misma, atendía a ese sonido interno hasta que sentía que caía en una especie de gran orificio, tras lo cual cambiaba de estado.

Doña Pachita meditaba sobre sensaciones sonoras características y después se dejaba ir en un acto que ella describía como de un salto al vacío o de una súbita bajada en una rueda de la fortuna, después de lo cual empezaba sus operaciones quirúrgicas.
Lo suyo era entrar en contacto con el espíritu de Cuauhtémoc, a quien dedicaba una oración o poesía, y una vez que el azteca hablaba a través de ella, la voz de la doctora se escuchaba más firme y gruesa, varonil. Cuauhtémoc saludaba entonces a todos los ahí reunidos en el nombre del Padre, de Dios, y aconsejaba a quienes lo necesitaban sobre sus problemas, para pasar a las consultas con los pacientes y más tarde a las operaciones más difíciles.
Retiraba “daños” que algunas veces se encarnaban en insectos o formas repugnantes, pútridas, que debían ser envueltas en papel negro y tiradas para no ser vueltas a ver jamás. Pachita también gustaba de recoger animales de la calle para curarlos, por lo que su casa parecía a veces un desfile de zoológico y el olor resultante de excremento no era muy agradable, dicen quienes estuvieron ahí para constatarlo.
Usaba ella siempre o muy frecuentemente un mismo vestido, como una niña que no desea usar otra cosa porque esa ropa le brinda poder y se siente muy a gusto. Usaba un mandil a veces. Y una especie de jorongo con campanitas en las puntas, o un cierto atuendo azteca para dar las consultas. Sus manos podía terminar bañadas de sangre, como las de sus ayudantes. Usaba alcohol, algodones, y un equipo de médicos en espíritu la auxiliaba para cortar, acomodar, coser y suturar.

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